La joven marca italiana, adquirida recientemente por el grupo relojero transalpino BINDA, revolucionó el mundo del reloj con sus fabulosos cristales piramidales, produciendo una fusión única entre caja y cristal. No son únicamente para ver la hora, estos relojes son auténticas obras de arte que nos fascinan con sus reflejos y brillos. Aceros muy pulimentados, con brillos espejo, esferas de vivos colores, realzadas por el prisma, aportan mucha frescura y desenfado. Sin duda estos relojes parecen haber nacido para las grandes fiestas y actos sociales. La calidad indiscutible, buenos movimientos, principalmente japoneses, aceros especiales, con algunos modelos acabados con chapados en oro rosa o amarillo. Todo un acierto.